Esta pandemia ha afectado la vida cotidiana de todos los ciudadanos del mundo. Hoy lo que nos preguntamos es cuánto tiempo más va a durar esta coyuntura, y qué es lo que viene después.
Más allá de la especulación, existe consenso en que, hasta no descubrir una vacuna o un tratamiento efectivo, no regresaremos a la normalidad tal como la entendíamos en términos de reuniones e interacciones sociales.
Ian Bremmer, presidente y fundador del grupo Eurasia Group, recientemente proyectaba que el distanciamiento social que existe con mayor o menor intensidad en diferentes países del mundo se va a prolongar por lo menos entre 15 y 18 meses. Es decir, hasta mediados del próximo año es posible que nos encontremos en esta situación.
En este sentido, la nueva realidad les plantea un reto importante a los organismos electorales. El horizonte de planificación para las actividades electorales pasará de semanas a meses. ¿Cómo pasar de una estrategia de postergación de elecciones, que es una estrategia válida a corto plazo, a una estrategia de adaptación y preparación para la realización de procesos electorales bajo el contexto actual?
Aunque la votación remota en línea y la verificación de identidad remota son métodos viables para garantizar la continuidad de las elecciones cumpliendo con el distanciamiento social, no todos los países tienen la capacidad de cambiar sus métodos de votación drásticamente.
Sin duda, la mayoría de los países muy probablemente continuarán ofreciendo opciones de votación presencial independientemente de la implementación de otros canales de votación. En este sentido, se deben crear las condiciones para que los procesos de votación presencial sean más seguros y simples.
Basándonos en nuestra experiencia global en elecciones, hemos identificado casi tres docenas de instancias de riesgo en el proceso de cualquier elección. No solo durante la jornada electoral, sino también en las actividades preparatorias que son imprescindibles para llevar a cabo la elección.
A continuación, algunas medidas a corto plazo que las comisiones electorales deben considerar para salvaguardar la salud de los trabajadores electorales y sus votantes.
1. Site Survey extendido
Levantar información de los centros de votación tradicionales, para evaluar cuáles espacios cumplen con los criterios necesarios para la adopción de las medidas sanitarias recomendadas por la OMS. Consideraciones asociadas a las dimensiones de cada local de votación, para modelar el flujo de los electores por mesa de manera segura, garantizando que se puedan mitigar puntos de contacto y mantener las distancias mínimas en los centros de votación. Esto implica un análisis eficiente para la reorganización de los espacios: potencial disminución o necesidad de ubicar nuevos locales. Existen herramientas tecnológicas para hacer más eficiente esta labor.
2. Selección y entrenamiento remoto de personal
Recurrir de manera mucho más activa a herramientas que permitan el entrenamiento virtual, e inclusive la evaluación remota para temas de búsqueda y selección de personal. Para reducir costos y tiempos, algunos países ya han incorporado con éxito tecnologías en sus protocolos de búsqueda y selección, y luego en los procesos de entrenamiento y capacitación.
3. Registro y verificación sin contacto
En los procesos de verificación de identidad y de registro, que requieren interacción o intercambio físico de materiales, se pueden utilizar plataformas tecnológicas que reduzcan el contacto. Hoy en día existen mecanismos de identificación y autenticación digital mediante validación biométrica que pueden integrarse con los repositorios de información de cada gobierno. Estos pueden expandirse a los procesos de autenticación del elector; registro de partidos y candidatos; y procesos de registro y acreditación de observadores, prensa, testigos, fiscales, trabajadores electorales, entre otros.
4. Definición de protocolos en operación
Para garantizar que la votación en persona sea lo más segura posible, se recomiendan procesos y productos para minimizar los riesgos en los centros de votación, centros de conteo y almacenes. Los organismos electorales deben incorporar a sus procesos electorales protocolos de mejores prácticas basadas en estudios científicos. Los planes pueden incluir campañas de concientización, equipos de protección personal (PPE), unidades de desinfección automatizadas, y monitoreo en vivo para validar el cumplimiento de los protocolos.
5. Desinfección de espacios y del material electoral
La desinfección de los espacios ya no se limita al sector de la salud. Hoy la desinfección de los ambientes es la prioridad número uno de cualquier industria. Existen mecanismos ya comprobados en diferentes áreas para desinfectar los lugares donde hay una exposición importante al contagio: desde almacenes de impresión de boletas, de distribución y recibimiento de kits electorales, hasta los centros de votación y centros de procesamiento de boletas y resultados. La tecnología permite desinfectar incluso las boletas y los materiales de votación con los que interactúan votantes, trabajadores y funcionarios electorales.
Hoy más que nunca las tecnologías bien diseñadas juegan un papel crucial para ayudar a los gobiernos a continuar con sus procesos electorales. SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, ha cambiado para siempre la forma en que el mundo piensa y opera. Ante la crisis, todos los sectores se unen en un solo pensamiento: proteger la salud de las personas y mantener la estabilidad y productividad de la actividad económica.