Para muchos filipinos, el 10 de mayo de 2010 fue una fecha que transformó el país para siempre.
Marcó el momento exacto en que Filipinas renunció a un sistema fallido de elecciones manuales y se sumó a la automatización de sus elecciones.
En la última década resalta el hecho de que automatizar las elecciones fue la decisión más acertada del gobierno en la historia del país. Luego de las elecciones de 2010, Filipinas celebró tres elecciones nacionales de forma exitosa empleando el avanzado sistema de automatización electoral de Smartmatic. La más reciente elección se llevó a cabo en 2019. Todas las encuestas que se realizaron muestran que 9 de 10 filipinos desean que las elecciones futuras sean automatizadas, lo que representa un mandato claro para los sistemas electrónicos.
El sistema manual era una muestra terrible de todos los problemas de las elecciones filipinas. Solía tomar 18 horas para que un centro de votación contara las boletas a mano. Consolidar los resultados tomaba 40 horas más. El largo periodo de incertidumbre abría un margen enorme para el fraude. Armas, criminales y dinero sucio estaban a la orden del día para revertir el mandato popular e instaurar falsos ganadores.
Estas condiciones desfavorables llevaron a la Fundación Internacional de Sistemas Electorales (IFES) a declarar lo siguiente en un informe de 2014 : “las elecciones filipinas están desvirtuadas por acusaciones de trampa y fraude. Esto socava fundamentalmente no solo la credibilidad de las autoridades electorales, sino también la legitimidad de las instituciones gubernamentales electas”.
El sistema automatizado transformó la votación filipina a la era digital. Desde 2010, los resultados electorales se han hecho públicos pocas horas luego del cierre de los centros de votación. Los filipinos, acostumbrados a esperar hasta dos meses por resultados oficiales, se sorprendieron al poder conocer en pocas horas quienes eran sus dirigentes legítimamente electos.
Los docentes a cargo de los centros de votación, acostumbrados a ser víctimas de violencia, por primera vez se encontraron fuera de peligro. Esto debido a que la intervención humana dejó de ser un factor determinante, ya que el conteo y la transmisión se realizan electrónicamente.
En 2016, pocos días después de las elecciones, la bolsa de valores filipina (PSEi) registró una ganancia de 221 puntos, o 3,09%, para cerrar en 7.369,52. Luego sobrepasaría la marca de 7.500, impulsado por la euforia de haber tenido elecciones pacíficas.
En 2019, los votos llegaron tan rápido que 86% de ellos habían sido transmitidos antes de la medianoche el día de los comicios. Esto permitió la proclamación de casi todos los 18.000 cargos de elección popular en los 10 días siguientes a las elecciones.
La reducción drástica en el número de casos de protesta electoral representa aún más evidencia tangible de los efectos positivos de la automatización. Solía haber miles de casos de disputa sobre la legitimidad de los resultados cuando las elecciones eran manuales. Desde la evolución a la automatización, este número ha venido bajando con cada elección, de 49 casos en 2010 a 37 en 2013, y solo 28 en 2016. Vale destacar que en ninguno de estos casos los resultados han sido revertidos.
La confianza en la autoridad electoral Comelec también se ha incrementado de forma dramática luego de la automatización. Los puntajes de credibilidad y satisfacción para quienes organizan las elecciones, se dispararon hasta un récord histórico de 74% luego de que las elecciones automatizadas de 2010 fueron un éxito.
En 2019, las auditorías manuales aleatorias (RMA) llevadas a cabo por grupos independientes revelaron que el conteo electrónico y el conteo manual concordaban en el 99,996% de los casos, lo que probó más allá de toda duda que la aceptación enorme de los resultados por los votantes tenía una base sólida.
Los votantes filipinos han visto el futuro, y no hay vuelta atrás.