Los ciudadanos que viven en el extranjero, con derecho a votar en sus países de origen, necesitan (y merecen) tanta confianza en la protección de su derecho al voto como los residentes locales.
En la actualidad, y de acuerdo con la información del Manual de IDEA Internacional y del Proyecto ACE (Votación desde el extranjero), la mayoría de los países que otorgan el derecho al voto a sus expatriados ofrecen la posibilidad de votar usando, por lo menos, uno de los siguientes métodos: voto presencial en la sede de una misión diplomática consular, voto por correo, voto por poder o el voto en línea (votación electrónica).
La votación desde el extranjero es ahora posible para las comunidades de la diáspora de más de 140 países de origen. Sin embargo, las preocupaciones permanecen entre los emigrantes en cuanto al secreto, la accesibilidad, la velocidad de conteo y la seguridad de los votos emitidos desde el extranjero.
De los métodos disponibles para votar en el extranjero, varios países (como Armenia, Bután, Estonia, Francia, México, Países Bajos, Panamá, Suiza) han considerado que el voto remoto es una oportunidad para intentar probar un sistema de voto electrónico más rápido, fácil y accesible dentro de una muestra de población reducida.
De todos estos países, Estonia ha tomado la delantera.
La votación en línea ha estado disponible para los ciudadanos estonios que viven en el extranjero desde los últimos diez años. Por ejemplo, investigaciones demuestran que aproximadamente 90% de los votos emitidos en el extranjero son a través de sistemas de voto electrónico. 5,71% de todos los votos electrónicos emitidos en las últimas elecciones parlamentarias de 2015 en el estado báltico fueron enviados por expatriados (procedentes de 116 países). El número de votos electrónicos procedentes del extranjero fue de 10.022 (89%), en contraste, solo 1.251 personas votaron en embajadas / consulados o por correo.
“Estos números indican que en Estonia, gracias al voto electrónico, las formas tradicionales para votar desde el extranjero casi se han convertido en una cosa del pasado. Dado que cada vez más personas viajan, estudian y trabajan en un país foráneo, es importante asegurar que la participación en las elecciones sea fácil y suficientemente flexible para ellos, y el voto electrónico parece ser una herramienta perfecta para esto”, declararon los autores Solvak Y Vassil en su investigación “El voto electrónico en Estonia: difusión tecnológica y otros acontecimientos en estos diez años”.
En este contexto europeo, donde 15 países autorizan el voto por correo de sus ciudadanos en el extranjero, y 14 facilitan votar en embajadas o consulados (y seis proporcionan ambos), Estonia y Francia se destacan como los dos únicos países de la UE que ofrecen voto en línea. Desafortunadamente, Francia acaba de abandonar esa opción para sus elecciones parlamentarias de 2017 en junio, debido al “alto riesgo de ataques cibernéticos”. Desde 2012, se estimó que 2 millones de ciudadanos franceses que vivían en el extranjero habían sido autorizados a votar electrónicamente en las elecciones legislativas, pero no en la votación presidencial.
En tiempos de expansión de la globalización y multiculturalismo, y ante el aumento de las tasas de migración, la necesidad de fortalecer los métodos de participación remota se hace aún más importante.
Los países con grandes comunidades de diáspora y comprometidos con el sufragio universal deben considerar el voto electrónico como un compromiso político creciente y una herramienta de participación pública para sus ciudadanos.