El 7 de septiembre la variante Delta del COVID-19 registraba al menos 4,3 millones de casos nuevos y 9.300 muertes diarias en todo el mundo, unas 1.000 de ellas ocurren en los Estados Unidos. Más allá del trauma humano que esto representa, queremos analizar los riesgos que representa la pandemia para la estabilidad democrática hoy, Día de la Democracia de 2021.
Según un estudio realizado en 2020 por Freedom House, el 64% de los encuestados considera que el coronavirus tendría un impacto negativo sobre la democracia durante los próximos tres a cinco años. El informe, llamado «Democracy Under Lockdown: The Impact of COVID-19 on the Global Struggle for Freedom», señala casos claros en los que los gobiernos han utilizado el COVID-19 como pretexto para acabar con la oposición, marginar a los grupos minoritarios y controlar la información.
Esta perspectiva se ve confirmada aún más por un estudio de 2020 del Varieties of Democracy Institute, que trabaja con científicos sociales de todo el mundo para medir la democracia:
- 48 países han tenido un alto riesgo de deterioro democrático durante la pandemia del COVID-19. 34 países registraron un riesgo medio.
- 47 países no corren el riesgo de un retroceso pandémico, lo que demuestra que es posible responder a la pandemia sin poner en peligro los estándares democráticos.
- Otros 25 países ya son autocracias cerradas, lo que limita los retrocesos sustanciales.
Estos informes incluyen evaluaciones de libertades periodísticas, derechos a protestas civiles, acceso a información pública y otros factores. Detrás de todo esto está el derecho a elecciones libres y justas. Muchos países ahora tienen experiencia en la celebración de elecciones durante la pandemia, por lo que no hay un pretexto justificable para que los gobiernos cancelen las elecciones.
El camino a seguir
Las elecciones celebradas el año pasado en los Estados Unidos, Canadá y otros países mostraron que las opciones de votación remota, que eliminan la necesidad de acudir a un lugar de votación abarrotado, no solo son factibles para la mayoría de los municipios, sino que también son populares entre los votantes.
En las elecciones estadounidenses de 2016 y 2018, aproximadamente el 25% de todos los votantes utilizaron una boleta por correo, pero ese número aumentó a más del 43% en 2020 según un informe de la Comisión de Asistencia Electoral de Estados Unidos. Incluso con el aumento masivo de 2016 a 2020, la tasa de rechazo se mantuvo relativamente estable. En 2016, el 1% de las boletas enviadas por correo fueron rechazadas, en comparación con el 0,8% en 2020. Esto confirma que, a pesar de la falta de familiaridad con los procesos de votación por correo, los votantes pueden aprender y adaptarse rápidamente.
Y la votación en línea también está experimentando un crecimiento. En Ontario, Canadá, el número de elecciones municipales que utilizan el voto en línea aumentó de 20 en 2006 a 177 en 2018, lo que lo puso a disposición de un estimado de 2,71 millones de electores ese año. (2018 es el último año del que hay datos disponibles).
El uso de la votación en línea sigue creciendo en Estonia, que cuenta con un sistema en línea desde 2005. Las elecciones parlamentarias de ese país en 2019 vieron un aumento del 40 por ciento en el uso de su sistema en línea i-vote en comparación con las mismas elecciones de 2015.
Estos datos muestran que existen alternativas seguras, viables y atractivas al voto tradicional en persona. Esta es una noticia fantástica para el futuro de la democracia, y muy necesaria, porque las elecciones continuarán enfrentando desafíos nunca vistos en el corto plazo.
Factores como el cambio climático obligarán a los funcionarios electorales a considerar cómo mantener a las personas habilitadas para votar a pesar de los problemas del medio ambiente. Los incendios forestales en el oeste de Estados Unidos y las inundaciones en Alemania son solo dos ejemplos recientes de eventos climáticos que pueden afectar a los votantes. La guerra y el hambre están generando el desplazamiento de refugiados en cantidades récord. A las personas desplazadas de países democráticos se les debe garantizar su derecho permanente al voto.
El Día de la Democracia 2021 es un momento para celebrar las libertades de que disfrutan los ciudadanos de las naciones democráticas. También es un momento en el que debemos mirar hacia adelante y considerar cómo proteger y expandir la democracia para todos.