Las razones para desplegar sistemas electrónicos de votación varían sustancialmente de país a país. La baja confianza en las elecciones y la actuación de las autoridades en cada nación, también impactan en la creciente adopción de la tecnología electoral.
“En América Latina, donde los niveles de participación son considerablemente altos – más bajos que en Europa Occidental pero mucho más elevados que en Asia y África -, las principales motivaciones para la introducción del voto electrónico son impulsar la confianza en el proceso electoral, mitigar el fraude y elevar la credibilidad pública en la transparencia electoral”, asegura Alvarez, Katz y Pomares (en su ensayo “El impacto de nuevas tecnologías en la confianza del votante latinoamericano, 2011).
De acuerdo a Latinobarometro 2015, los bajos niveles de confianza en los organismos electorales continúan siendo un reto en la región.
En una encuesta realizada en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela; los resultados en torno a la credibilidad de los organismos electorales reflejaron: Alta 13,2%, Alguna 32,9%, Baja 30,5% y Ninguna 23,3%. Sin embargo, aunque estos datos pueden resultar decepcionantes, cuando los consultados fueron preguntados si “la manera en cómo puedes votar pudiera cambiar las cosas”, 60,6% respondió de manera afirmativa. En vista de esta respuesta positiva, se observa que existen grandes alternativas para que las autoridades y quienes redactan las leyes, consideren incluir los servicios de tecnología electoral en sus países.
Los gobiernos de América Latina se enfrentan a grandes retos para reconectar y fortalecer la relación con los votantes. Laurence Golborne, exministra de Minería en Chile, dijo en una entrevista que muchos latinoamericanos están desencantados con sus políticos. “Existe una crisis en nuestro sistema democrático. Pienso que lo que está ocurriendo en la región, está pasando en todo el mundo. La sociedad está cambiando más rápido que nunca, y en contraparte, nuestras políticas y negocios se están quedando atrás. Necesitamos incrementar la participación usando la tecnología y dándole a la gente los medios para votar directamente desde sus hogares”.
Desde este punto de vista, la decisión de adoptar tecnología electoral en Latinoamérica tiene que ser aún más debatida en una región tan compleja y apasionada por la innovación.